domingo, 6 de marzo de 2011

Sanadora de los justos

Se llamaba a sí misma sanadora de los justos,
su verdadero nombre había sido olvidado hacía mucho tiempo, aunque al alba todavía había rocas que lo susurraban a los vientos.
Sanadora de los justos.

Había perdido lo que los mortales comunes llamaban cordura, y se movía por un instinto superior, un instinto de poder. El poder era lo que mantenía su cuerpo en pie, medio caminando, medio levitando. El poder en un estado salvaje y destructivo.
Su estado mental era frágil.
Su instinto la había llevado a través de un desierto interminable
los días ardientes y las noches gélidas no habían conseguido destruir su cuerpo.

Ahora, la gran Asdamegrón se alzaba ante sus ojos, o lo que quedaba de ella.
Se movió entre los restos carbonizados de la ciudad, buscando la fuente que la había traído a aquel lugar.
Llegó al centro de las ruinas, tal vez un palacio hubiera ocupado este lugar.

El poder aquí emanaba del suelo y de los muros caídos, podía sentirlo.
Respiró hondo. Sus ojos se pusieron en blanco. Dejó que el poder penetrase en su esencia, lo asimiló.
Ahora se sentía mucho mejor.
Lentamente se fue moviendo, flotando sobre el suelo, buscando el lugar concreto, guiada por su instinto.
Canturreaba en una lengua extraña.
Las piedras se elevaban a su paso.
Entonces lo vio, era un pequeño estanque.
Los rayos de luz se reflejaban en las aguas cristalinas.

1 comentario:

  1. Sigo este blog desde hace mucho, y me encanta! Ahora me he hecho yo uno... A ver si te gusta!
    http://santiagobasallofotoblog.blogspot.com/
    Gracias

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