Hace mucho que no escribo poesía.
Con el final del curso, con el final de la tormenta, ¿acaso también cesaron mis versos?
No lo sé. Ya ha pasado un año desde que empecé a escribir poesía, tal vez un ciclo se haya cerrado, tal vez no, se podría llamar Primer Ciclo o cómo el poeta la descubrió pura.... no, muy juanramoniano.
Empecé a escribir poesía gracias al Aula de Poesía del Ramiro y a toda la gente fantástica que la integra, (y espero seguir escribiendo con ellos por mucho tiempo, por vidas innumerables que decíamos en Saturno).
¿Es hora de darle un cambio a esto, un giro de ciento ochenta grados? Aunque siento que mi poesía cambia a cada instante... Ha sido de todas formas un año muy surrealista, muy de escritura automática y de dejar que brote el subconsciente, la realidad oculta tras la realidad., la sur-realité. A veces intenté darle un sentido a las imágenes y a veces lo conseguí, en Sierpe de cristal III, por ejemplo.
También aprendí a medir y mi última creación es una fina obra de orfebrería... pero muy distinto a todo lo demás. En ese soneto encerré realidades y fórmulas que considero poesía en estado puro, poesía de la buena, física cuántica también la llaman, con metáforas elaboradas para tal fin y que encierran y reflejan la belleza y la irracionalidad, lo misterioso de esas realidades, imágenes de las que estoy muy orgulloso. No obstante, ahora, cuando lo leo, no siento cómo mi corazón se desboca ni cómo desea morir... hay algo de fuerza y de emoción que se ha perdido... tal vez.
Pero es solo un primer soneto, y no he contado casi nada de el increíble mundo que nos rodea, tengo que seguir investigando, hacer no solo que la gente lo entienda, sino que llore al escuchar los versos a una partícula, como puede ser el hermoso neutrino...
También tengo que seguir leyendo mucha poesía, pues lo que he conocido hasta ahora, y no puedo quejarme, no es, sospecho, sino la punta del iceberg. Prosa poemática rusa, ¡allá voy!