jueves, 21 de octubre de 2010

Vals del viento

Si en tu simiente sientes el pesado aullido del hombre es que no entregaste tu corazón al más ufano. Por eso el mundo llora, no lo preguntes, asiente ante la gente que menoscaba la angustia perfilada en tu torva silueta y disimula ante las medallas de los que se autoproclaman próceres de la humanidad, pierde el miedo pues la aleluya no sabe de adioses enfrascados entre hilos de nácar. A veces, en lugar de huir, es necesario sumergirse, hasta que el horizonte haya olvidado nuestros avatares presurosos y escape seguro entre las alondras de la verdad humeante. Pues después del alba no puedes desertar del norte ameno. Arrodíllate. Incumple las obligaciones que otras almas rotas te impusieron serenas. Aclámalas en tu seca soledad de lirios descifrados, de abrazos inmensos y abolidos, de esperanzas amaestradas, de delirios informes y de gentes distantes que caminan entre las avenidas de sus sucias gabardinas. No haya piedad ni compasión para los mártires ilustres que están muertos en vida y son horrendos simbiontes de humildad disfrazada. No a los alejandros venideros que unirán el oriente exótico y casto con el occidente de los bajos residuales, rendidos a la miseria del alma suicida por la última palabra no tañida. Límpiate de salmos y canaliza tus abluciones en las sombras del tangible llanto vespertino. El día de las musas no condena por desmembración paulatina, ni venera el venablo del candor severo. Río que un día fuiste saeta y que ahora no tienes en tu regazo sino piedras de memoria que han de sonarte a tártaros marchitos. Hoy puedes descansar si tus reflexiones amagan voluntades de incertidumbre. Tu recuerdo perdura en mi epitafio.

El Abismo tiende a haceros menos severo

La esperanza clama en el fondo de mi corazón. SEÑOR DE LA ARMADURA. Y entiendo que no es duradera. La esperanza, en el fondo de mi corazón. Ruge el violeta y deforma lo que creíste comprender. Cristal luciente, que esparce y desordena. Goza lilio, clavel.
Ahora que de luz tu Niebla doras
En las purpúreas horas
que fue cuna dorada
No he llegado hasta aquí, para morir en tus brazos. Llevo toda mi vida buscándote. Ahora, te he encontrado y no pienso desfallecer. No es el final. Es un nuevo comienzo. Como cuando el Cordero convocó a sus huestes para el último juicio, en el monte sagrado y los seguidores de la Bestia blasfemaron tres veces. El libro con siete sellos, sólo es una imagen. No lo olvides. Pero el aura que te implora, siento una barrera muerta. Barrera de sangre y de cenizas, que me impide ver nada más allá de mis mentiras.

Bloqueo.
el avismo tiende a haceros menos severo

Metapoema

Pulsar el plectro grave
para dar a entender
sentimientos efímeros.

Nada queda que escribir, que Góngora no haya escrito.
Nada queda.

No importa lo que opines, si estás o no de acuerdo.
Es un hecho.

Podría desnudar mi alma
entre palabras sonoras.
Podría cantar al amor.

Odio la metapoesía con toda mi alma.
Mi alma de físico.
Nunca debería dejar que leyeseis mis ideas.
Ni escribir metapoemas.

domingo, 10 de octubre de 2010

Dies irae

No huyamos de la desesperación
si el binomio se escapa
Sé que sufrís pues es parte de la esencia el sufrimiento
Sé que en la noche os creéis perdidos, pues el miedo es propio de la naturaleza
Pero la noche tiene luz propia
de ópalo de agonía de misterio
y es cruel
no lo dudéis
y fría
Pues en su alma negra alberga los secretos de la Creación.

Mmm, me río
la histeria acaba
yo he sufrido como vosotros
o más intensamente
aunque no lo creáis posible
pues a los poetas se nos ha concedido la capacidad para sufrir.

Este es mi último poema y aquí os lego cuanto tengo.
En el verso frío, en la miseria, en la desesperación.
Mis últimas palabras, son para vosotros.
Nunca volveré a escribir nada.
Y uso la técnica de madurar el concepto mientras lo plasmo.
Como el ilusionista crea el paisaje
yo exploro
Una vez dije que la poesía era la búsqueda del alma con la certeza de que ésta no existe.

No os dejo endecasílabos, ni alejandrinos.
No prosa, ni tampoco verso.
Reflexión, metáforas inconexas.
Odio, tal vez
Pues esto es lo que soy.

Bebedlo, como el amargo cáliz.

viernes, 1 de octubre de 2010

Eso no es corazón (o contra el surrealismo que no es tal)

Dices que escribes surrealismo
porque no piensas las palabras,
pero eso no es corazón...