sábado, 8 de enero de 2011

El verso que supera mi paciencia

Este poema lo escribí hace algo de tiempo,
antes de que todo acabase,
en uno de esos momentos efímeros en los que conseguí olvidarte,
pero el miedo y la lucha no  me dejaron publicarlo.
Ahora que todo ha terminado, lo publico.


Señor de los infiernos desvelados.
Eso es lo último que fuiste para mí
Y después, nada.
Y sin el amor hundiendo como acero en mi pecho su ala
Fui feliz
Muy feliz, libre de la crüel ponzoña
Libre del hierro.
Feliz llanamente.
Las horas de laboratorio me hicieron olvidarte.
Y ahora ya no recuerdo tus suspiros
Tu forma de caminar o de pensar
El discurso de tus labios
Ni tu perfume
Tu olor
Lo que más amé de ti.
No son ya ni siquiera sombras de recuerdo.
Las horas de laboratorio me hicieron olvidarte.
Señor de los infiernos desvelados
Eso es lo último que fuiste para mí
Y después, nada.

Ahora soy feliz, sin Amor.
Ahora ya no sufro, pero tampoco padezco la indiferencia ácrona.
No, y la alegría de quién soy me embarga de nuevo.
Y volvería a besar tu rostro una vez más
Si pudiera recordarlo.

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