domingo, 21 de noviembre de 2010

Desierto extraño

Te quiero porque sé que eres hermoso
Pero no es la hermosura de tu cuerpo apeirónico
ni la de tu alma nouménica
es la hermosura inasible del espejo de mármol.
Es la hermosura efímera del cristal de hielo ante el sol despiadado de la aurora.
Es la hermosura sutil del viento meciendo los últimos copos de nieve en pleno julio.
Es la hermosura de la luna.
Eres más hermoso de lo que la gente puede describir, de lo que su vocabulario escaso o poca imaginación pueden apresar entre el lenguaje. Pero los poetas percibimos, los poetas sabemos cómo hacerlo. Tal vez ese don sea también nuestra condena, pues nos impida gozar de la hermosura como lo haría el mirlo incauto o la montaña inconsciente. Decimos que no podemos disfrutar de ella, tal es nuestra condena. Pero podemos percibirla, podemos apresarla con ideas y podemos, como nadie puede, inmortalizarla. Tal es nuestro don. Tal es nuestra condena.
No me importa no poder gozar de tu hermosura, si a cambio soy capaz de percibirla.
Eres más hermoso que cien mil cometas raudos, descomponiéndose en una hermosa estela infinita, volando brillantes a su propia destrucción. Y entre tus venas palpita la noche de los eones perdidos. Y eres mariposa de delirios incandescentes o fuego o luz que se expande entre las tinieblas verdes de la desolación calculada, arrasando el horizonte, anegando los miedos de las civilizaciones sordas, sordas al aullido del hombre por el hombre. Eres la rebeldía del espíritu que cela en su coraza de coral y libera una legión de sueños en torrente inmenso, imparable, para violar los valores corrompidos, para deshacer el embrujo que prohíbe, para cantar al amor de los sinsueño. Y eres el ocaso, el ocaso en toda su terrible magnitud.

Pero ellos no lo ven. No los envidio.

4 comentarios:

  1. ...fue entonces cuando luna y sol se tocaron, en un eclipse infinito, siendo uno en un instante, en una eternidad, dos motas de polvo que aparecieron y desaparecieron para volver a ser parte de un todo...

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  2. Creo que es el mejor poema que has escrito, al menos que yo haya leído. Y no he podido evitar acordarme de uno de Juan Antonio González Iglesias:

    Acepto que belleza es la fulguración...

    Acepto que belleza es la fulguración
    natural de las cosas naturales.
    Me digo que tus dientes mostrados en sonrisa
    son eso. Que tus ojos me dan tanta dulzura
    porque cumplen remotas instrucciones genéticas.
    Que tu cuerpo de hombre con mi cuerpo de hombre
    construyen un lugar necesario en el mundo.
    Que nada extraordinario hay en dos que se aman.
    Pero, cuando te abrazo una noche tras otra
    y me encuentro tu pulso a oscuras en cualquiera
    de los puntos que laten en tu cuerpo dormido,
    cruza por mi cerebro la palabra milagro.


    Un beso. Y enhorabuena.

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  3. Y eres el ocaso, el ocaso en toda su terrible magnitud.

    Pero ellos no lo ven. No los envidio.


    Un gran poema. Yo también lo identifico mucho con el de Juan Antonio. Ambos son grandes poemas.
    Santi: cada vez escribes mejor, y no lo digo por decir, lo digo porque cada vez me emocionas más. Cada vez me transmites más imágenes, y cada vez me parece descubrir en ellas más sentimientos.
    Enhorabuena de verdad.
    Nos vemos en el Aula.

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  4. Vaya, si no había contestado vuestros comentarios todavía es porque estaba abrumado, sin palabras, ¿y qué se puede contestar a comentarios semejantes? El mejor poema? Millones de gracias, me parece alucinante lo que dices Ana, que cada vez te emocionan más, y te trasmiten más, y es que ese es ciertamente el objetivo de los versos. Dios, decís cosas tan bonitas... Gracias a vosotras/os por pasaros y leerlos y dedicarles ese pedacito de tiempo de vuestras vidas. Soys geniales.

    PD: Gracias por la poesía a María, me ha encantado, y creo que no puede haber un regalo mejor... y gracias a Uriel por improvisar las imágenes que plasma, con sinceridad y emoción.

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